Hablar de la “doctrina” o del pensamiento de J.A. Primo de Rivera es como hablar del cociente intelectual de Sharon Stone (o cualquier otra maciza hollywoodiense). Es posible que existan, es posible que sean incluso muy superiores al término medio, pero ¿A quien le interesa? A nadie, y a los que menos a los admiradores de dichas personas. Si me apuras, probablemente a él tampoco le importase gran cosa
Según sus propias declaraciones J.A. entró en la vida política al objeto de defender la memoria y la política llevada a cabo por su padre, un dictador bastante eficaz y borrachín que murió en el exilio poco después de ser depuesto. Es una motivación tan válida como otra cualquiera y posiblemente mas respetable que otras muchas, pero probablemente insuficiente para que se le pueda considerar un filósofo o un ideólogo. Y la motivación fundamental de las personas que aglutinó y en las que se apoyó era el miedo a la amenaza bolchevique, real o imaginaria, En realidad el Partido Comunista únicamente llegó a tener la fuerza que tuvo tras el bloqueo a la República por las democracias europeas que la hicieron depender excesivamente de la U.R.S.S., Los suministros mejicanos fueron insuficientes y tardíos.
A efectos prácticos, la ideología del partido que fundó (aunque se negase a considerarlo como tal) era confusa, contradictoria mas visceral que racional y en cuanto a teoría política escasamente arraigada entre sus propios militantes. Los falangistas no tuvieron por ello excesivos problemas en fusionarse con las restantes fuerzas políticas en la llamada F.E.T. y de las J.O.N.S. a pesar del punto 29 de su programa que vetaba tal tipo de fusiones y la Unificación se llevó a cabo sin mas coste que una o dos condenas a muerte (ninguna de ellas cumplida) de Manuel Hedilla, el Jefe Nacional sucesor de J.A. cuya elección en Salamanca ocurrió en el transcurso de un proceso en el que murieron violentamente dos falangistas opositores. Esta confuso ideología posibilitó el que posteriormente hubiera ministros falangistas que hablaban de la Revolución Nacional-Sindicalista y sus logros y de opositores también auto-denominados falangistas que hablaban de “Revolución pendiente” que hubiese falangistas franquistas y anti-franquistas (aunque su grado de oposición y la represión que podían recibir era bastante leve).
A J.A. se le podría considerar (al igual que a Mussolini) levemente antisemita, los judíos eran la menor de sus preocupaciones, a diferencia de los otros co-fundadores R. Ledesma y O. Redondo, furibundamente antisemitas, “Arriba” podía publicar reseñas o algún artículo en el que se aludiese en términos hostiles la condición de judíos de algunas personas o entidades, por ejemplo, los fundadores de los almacenes “Sepu”, pero al igual que en otros fascismos, esa hostilidad no tenía el carácter obsesivo y homicida que presentaba entre los hitlerianos.
J.A. por otra parte bastante mas civilizado que muchos de sus seguidores y que otros dirigentes falangistas, tenía una religiosidad utópica y carente de base real, y la Historia incluso la mas reciente ha mostrado que las consecuencias de la fusión Religión-Estado como la pretendida suele tener resultados siniestros
Lo de “cuestión judía” es un término acuñado por Carlos Marx y se inserta dentro de un proceso de evolución hacia la Democracia de la Sociedad y el Estado. La Falange, como movimiento totalitario excluiría tal evolución