La primera "carta de libre asentamiento" (privileged charter), que como documento indispensable, según el Derecho inglés, extendiera la Reina, fue a favor de Sir Humphrey Gilbert, de Devon. Humphrey proyectaba realizar al propio tiempo la travesía en dirección nordeste hacia la India, pues no hay que olvidar que seguían en plano preferente los anhelos públicos de un tráfico comercial directo con Asia. Perdió la vida en la empresa y su privilegio pasó a su hermanastro Walter Raleigh, destacado favorito de Isabel. Mas también fracasaron sus dos ensayos de asentamiento en los territorios que en honor a la doncellez de la Reina denominaron "Virginia". Estos fracasos fueron debidos, ante todo, a la absoluta falta de sentido de adaptación de los colonizadores (1585-1587). En vez de estructurar el país, se dedicaron, a ejemplo español, a la búsqueda de metales preciosos donde no los había. La mayoría regresaron defraudados a Inglaterra y los que se habían quedado en el país fueron muertos por los indios en el periodo en que quedaron suspendidas las comunicaciones como consecuencia de la guerra con España. Los que habían regresado, llevaron consigo dos plantas, la patata y el tabaco, que rápidamente se extendieron como artículos de consumo general. Sus nombres ingleses de fonética parecida a la india pasaron a los demás idiomas.
Hasta los tiempos de los Estuardos no se iniciaron las colonizaciones inglesas de manera regular. Para obtener el éxito deseado era manifiestamente recomendable acudir al sistema societario, al estilo de las compañías mercantiles particulares con las que ya se estaba familiarizando desde hacia tiempo. Cuando después de la muerte de Isabel se encontró Walter Raleigh envuelto en una conspiración contra Jacobo I a consecuencia de lo cual perdió su "concesión" sobre Virginia (por Virginia se comprendía en aquel entonces todo el territorio costero desde Terranova hasta la Florida española), quedó expedito el camino para nuevos intentos. Se formaron dos sociedades por "bonos de participación", una de ellas con sede en Londres y la otra en Plymouth. La London Company obtuvo del Rey, en 1606, una carta-privilegio sobre Virginia para la explotación comercial y de asentamientos en los territorios comprendidos entre los 34 y 38 grados de latitud, esto es, alrededor de la bahía de Chesapeake. A la Plymouth Company se le reconocieron los mismos derechos entre los grados 41 y 45. Estas sociedades obtuvieron el derecho de libre disposición sobre suelo y tierra y el poder gubernativo en representación del Rey, pero bajo la inspección del Consejo Real que nombraba el Consejo de Administración para las Colonias, con residencia en Inglaterra. La Corona debía percibir la décima parte de los metales preciosos que se extrajeran. Podían escoger libremente sus consocios, si bien la dirección de ambas sociedades la ostentaban altos funcionarios. Se trataba, por lo tanto, de empresas particulares, pero con carácter público y acusada intención política, lo que constituía precisamente la característica diferencial entre la colonización inglesa y la española y francesa. En los estatutos-privilegio se determinaba de manera expresa que los colonizadores, que en ningún caso representaban al gobierno, estaban sujetos al "derecho común"; y tan sólo dentro de su esfera de acción podían estas sociedades promulgar leyes especiales, imponer tributos o regular cuestiones de carácter religioso o económico. En su principio, pues, la utilidad fue el único motivo de los asentamientos de colonos, y tan sólo se cambió de táctica cuando se comprendió que sin el asentamiento de colonos y de trabajadores no se podían obtener ganancias.
Los primeros emigrantes que transportó la London Company alcanzaron la bahía de Chesapeake en mayo de 1607, tomando tierra en la desembocadura de un río que, en honor del Rey, fue bautizado con el nombre de James River, llamándose por la misma razón James Town a su nueva residencia. Ahora bien, en vez del fácil y rápido enriquecimiento esperado, se impuso la realidad con sus terribles padecimientos, el hambre, las enfermedades y los asaltos de los indios. De los novecientos emigrantes que se trasladaron durante los primeros cuatro años a Virginia, sucumbieron las cinco sextas partes. Entretanto los miembros más decididos y conscientes de la sociedad determinaron que en vez de aventureros fueran reclutadas gentes de oficio y campesinos, ya que sólo de la explotación del suelo se podía esperar un beneficio permanente. Por nueva Carta real fue transformada la sociedad en Virginia Company, ampliando el número de partícipes entre todas las clases sociales, con el fin de hacer popular la emigración y, por último, se mandó a un gobernador para mantener con férrea disciplina y al amparo de la ley marcial, el orden en toda la colonia. (1609)
La tercera expedición, realizada en junio del mismo año, se componía de varios centenares de personas, entre ellas, por primera vez, mujeres y niños. Se instalaron grandes explotaciones, plantations, en las que el hombre trabajaba en sistema de trabajos forzados, sin descanso, buscando, a toda costa, un beneficio para la sociedad. Los procedimientos de trato y castigo a estos desgraciados, alcanzaron, especialmente, bajo el mando del gobernador Sir Thomas Dale (1611-1616), la más extrema crueldad, hasta tal punto que resulta incomprensible imaginar qué es lo que se entendía por la connatural libertad de los ingleses mencionada en la Carta-privilegio. Cuando se llegó al convencimiento de que a pesar del sistema de trabajo forzado implantado no se conseguían los beneficios esperados por la Compañía, se ensayó una especie de libertad de trabajo condicionada, que consistía en que cada uno trabajara su propia parcela, dedicando una parte del rendimiento al pago de "derechos", debiendo prestar además, según su posición social y su independencia económica, un determinado trabajo obligatorio en provecho directo de la sociedad. Mas tampoco este procedimiento hubiera dado los resultados apetecidos de no haberse dado cuenta que en el cultivo del tabaco, para el cual se prestaban admirablemente tierra y clima, había grandes posibilidades de producir ganancias. La mala hierba o herbaje (weed) como lo llamaba el Rey Jacobo mostró tener más valor que el oro y la plata que con tanto ahínco habían buscado los señores (gentlemen) colonos. El primer cultivo -se trata de una efeméride histórico-económica- fue emprendido en 1612 por un tal John Polfe que se casó con Pocahontas, la romántica hija del cabecilla indio Powhatany, hecho que repercutió en una mayor adaptación a las posibilidades económicas del país en las que el indio era, inconscientemente, maestro.
Ahora bien, para obtener el éxito debido era preciso el libre juego de las fuerzas económicas y esto se consiguió con la abolición de los trabajos forzados, al mismo tiempo que por la presión de los partidos parlamentarios y de los patriotas disminuía considerablemente el absolutismo real y se implantaba la administración propia de la Compañía. Se encargó al gobernador Jardley que asignara a cada colono una porción de terreno en propiedad, que se permitiera la libertad de movimientos y que fuese oída su opinión en la promulgación de las leyes (1619). A cada antiguo colono que hubiera inmigrado a su costa antes de 1616 se le debían conceder 40 hectáreas de tierra y 40 más por cada "bono de participación" que hubiera ido adquiriendo. El que hubiera llegado al país por cuenta de la Compañía y tuviera por esta causa que realizar contractualmente trabajos obligatorios, percibiría, igualmente, al término de su servidumbre, 40 hectáreas y a todo el que llegara de nuevo se le entregarían 20. La Administración debía de ser sostenida con el rendimiento del país, siendo los beneficios de la misma las entregas estipuladas a los colonos. En los distintos asentamientos fueron elegidos dos representantes que se reunieron por primera vez en el news de julio de 1619 en Asamblea Legislativa (House of burgesses) lo cual significa que, políticamente, se había trasladado a América un trozo de Inglaterra y por cierto en su más moderna forma parlamentaria. Esta innovación favoreció la inmigración a favor de la cual actuó asimismo intensamente el nuevo Presidente de la Compañía Sir Edwin Sandy, uno de los portavoces de la oposición parlamentaria contra el absolutismo real. Este radicalismo imperante en la Colonia predispuso al Rey en contra de ella y de la Compañía, y con el fin de atacarla en su naciente prosperidad gravó el tabaco con elevados derechos aduaneros, procurando además poner de manifiesto, aludiendo a calamitosos acontecimientos, su incapacidad para administrarse. Y por último aprovechar las discrepancias que se suscitaron en el seno de la Compañía, en la que exigía un grupo, de manera apremiante, una investigación de la situación general, para denunciar ante el Lord Juez-Mayor la caducidad de la Carta-privilegio. Se demostraron los defectos de la administración y la Carta-privilegio fue declarada nula y sin efecto, pasando la posesión y la administración de la colonia a la Corona, que desde aquel momento debía nombrar Gobernador y Consejo de Estado. Pero después de algunos titubeos y de toda clase de fluctuaciones, la Corona reconoció nuevamente a los colonos el derecho de colaborar en la promulgación de leyes y decidir la creación de impuestos y su inversión. Este sistema constitucional quedó como prototipo para las colonias inglesas, a saber: un Gobernador, dos Cámaras, de la que una era de nombramiento directo, y la otra elegida por el pueblo con grandes restricciones en el sufragio. Si bien es cierto que el estado llano no estaba excluido de la gobernación del país no lo era menos que el sistema implantado distaba mucho de lo que pudiera llamarse una Democracia. A conseguirla contribuyó mucho más: que Virginia otra colonia que se fundó entretanto a más le mil kilómetros al norte, en los territorios de la Compañía Plymouth. Mas desde entonces se conceptuó la colonia del Sur como fiel a la Corona y con este motivo fue preferida por la nobleza realista, después de la ejecución del rey Carlos I.
Virginia tanto por sus características como por los motivos que movieron a su fundación se diferenciaba claramente de las colonias iniciadas por Nueva Plymouth que diseminadas alrededor de la Bahía de Massachusetts se desarrollaron rápidamente en la actual Nueva Inglaterra. El fin perseguido en estos lugares no fué el enriquecimiento de sociedades y compañías, sino el dar satisfacción a necesidades espirituales, al cumplimiento y realización de creencias religiosas. En su consecuencia tampoco se enviaban a trabajar allí a unos desgraciados, mientras se quedaban en Inglaterra los privilegiados en espera de dividendos, sino que los mismos interesados societariamente se trasladaban al sitio y lugar adecuados para ganar con su propio esfuerzo sus medios de existencia. Por esto no se empleaba tampoco ninguna clase de coacción de extremada violencia espiritual y corporal, pues por el contrario estas colonias eran, desde un principio, una asociación libre de personas que de mutuo acuerdo emprendían voluntaria y conjuntamente la emigración y que también conjuntamente querían "asentarse" y vivir en comunidad. Premisa fundamental era la más absoluta libertad en contraste con lo que sucedía en el otro lugar, donde sólo se obtenía ésta por condescendencia del interés capitalista o por privilegio real. Esta elevación moral tuvo tanta importancia para los "asentamientos" como para el porvenir de América. La religión en la que los emigrantes pretendían vivir sin tropiezos y sin mezcla de otras creencias, era la calvinista que calificaban (de ahí la denominación Puritanismo) de purificada fe cristiana. Perseguidos por Jacobo I que pretendía que la iglesia nacional quedara como única exclusivamente permitida, pasaron a Holanda muchos ingleses y calvinistas, que pronto desearon, sin embargo, volver a territorio inglés ya que, al fin y al cabo, querían seguir siendo ingleses. Estos isleños encontraron Terrenos soportable, que otros el ambiente de extranjería que les rodeaba y ni siquiera los puntos de contacto religiosos en la Holanda calvinista consiguieron vencer este sentimiento. Se pusieron de acuerdo con la London Company para solicitar la concesión de terrenos en Virginia. Pobres como eran, se comprometieron, no obstante, frente a los “adventurers” (especuladores), que les facilitaron el capital necesario para el pasaje, equipo y primeros gastos para subvenir a su existencia, a prestar el llamado intendisret servants, un servicio de prestación de siete años cuyos beneficios se les abonarían una vez deducido el coste de los más elementales medios de vida. El 6 de septiembre de 1620 zarparon de Plymouth en el Mayflower, que hizo la travesía, que duró dos meses, hasta la costa americana, desembarcando no en Virginia, sino en un lugar cercano al 42 grado de latitud y no distante del Cabo Code, que denominaron en recuerdo al punto de partida, "Plymouth". Ya a bordo se habían conjurado los peregrinos, pues como tales se sentían, a vivir en comunidad, al frente de la cual habría un jefe (civil body politick) acordando ellos mismos sus leyes y disposiciones que serían respetadas y cumplidas por todos. El segundo jefe fue el historiador William Bragford (hasta 1657) que dejó narrados de manera sencilla e imparcial los éxitos y padecimientos en aquellos años de prueba. En 1620 y después de varios inútiles intentos de instalación, la Plymouth Company se transformó en la Compañía Nueva Inglaterra que entregó a los peregrinos los títulos por los que se reconocía su derecho sobre los asentamientos otorgados. Era el momento de máxima oportunidad para que se efectuaran establecimientos formales en este lugar, pues los franceses empezaban a instalarse en Nueva Escocia y Maine y los holandeses se disponían a ocupar el estuario del Hudson.
Los principios fueron aquí también duros, aunque las víctimas a consecuencia del clima y de las privaciones no fueran, ni con mucho, tan numerosas como en el Sur. El aumento de la población era escaso, ya que muy pocos querían someterse a las obligaciones religiosas y económicas establecidas. Entretanto fue cediendo el comunismo que en lo tocante a mercancías y trabajo se había implantado para hacer frente a la deuda común, pues se llegó pronto al convencimiento de que era la causa del desbarajuste y descontento existente y el fomentador de la desgana en el trabajo. A cada familia se le adjudicó como propiedad privada una extensión de tierra según el número de sus componentes y ya en 1627 pudo como consecuencia de ello modificarse el contrato con los prestatarios de Londres en el sentido de que la Colonia quedaba libre de la sumisión al trabajo, previo pago por entregas fraccionadas, durante nueve años, de 1.800 libras.
Pronto se establecieron también fuera de los territorios de Nueva Plymouth y a lo largo de la costa de Nueva Inglaterra nuevos asentamientos de otro estilo y distinta formación religiosa. Mas esta clase de establecimientos no alcanzaron dimensión y renombre de importancia mayor, hasta que la Compañía Nueva Inglaterra traspasó sus privilegios al convertirse en Massachusettsky Company, denominación que ya por sí indicaba con precisión el lugar donde desarrollaba sus actividades en estrecha comunidad de intereses. Carlos I confirmó a ésta el privilegio real (1629). Los copartícipes de la Compañía pertenecían a la clase media superior inglesa y estaban decididos, como los "peregrinos" a asentarse en América y como aquellos querían vivir en el círculo de sus compañeros en la fe puritana y como ellos también querían ser autónomos. Las persecuciones políticas y religiosas y las luchas en Inglaterra empujaron a miles de ellos a cruzar el mar. Nació Boston y a su alrededor se formó su importante cinturón de asentamientos. "Desde Merrimac y Charles River, desde el Mar Occidental (Atlántico) al Mar del Sur (Pacifico)" sólo se oía la candorosa llamada del "privilegio de asentamiento". La dirección de la colectividad la llevaba el Gobierno de la Colonia y sus componentes constituían el cuerpo electoral respectivo. El que llegaba de nuevo sólo podía obtener plenos derechos ciudadanos bajo determinadas condiciones; consistiendo dichos derechos en la facultad de poder elegir al Gobierno y tomar parte en las Asambleas Legislativas. Freeman (hombre libre) sólo lo podía ser el que poseía una propiedad y, ante todo, el que pertenecía a la parroquia (congregation). Existía una "unión eclesiástica" (church covenant) en la que cada parroquia constituía una unidad administrativa independiente. Estaba excluida toda confesión religiosa y enseñanza discordantes y al que no se quería amoldar al ambiente religioso imperante se le obligaba a emigrar y en el caso de una abierta resistencia se le castigaba en hacienda y vida. Los asentamientos de accionistas se efectuaban, por el momento, con bastante irregularidad y por el desconocimiento del país se confundían entre si algunas veces los títulos de asentamiento, lo que conducía a altercados que, por otra parte, quedaban siempre allanados. Fue Gobernador John Winthrop, el cual fijó su residencia en Charlestown y en 1630 se fundó Boston. Para no perjudicar a la colonia simularon, ante los centros gubernativos en Inglaterra, profesar un moderado puritanismo dentro de la iglesia estatal inglesa. En realidad eran unos intransigentes, No conformistas, decididos a implantar un Estado eclesiástico puritano.
Precisamente con motivo de la implantación del derecho de libre determinación religiosa reconocido explícitamente por el Protestantismo, se provocaron divisiones que, dadas las circunstancias imperantes, obligaron a los disconformes a buscar un nuevo asilo. Un joven sacerdote llamado Roger Williams que patrocinaba ideas de rebautización, fue el primero que con sus partidarios tuvo que abandonar Massachusetts. En territorio de un indio amigo, en la bahía de Narragansett, encontró lugar adecuado donde instalarse, dándole el nombre simbólico de Providence (1636). Se unió más tarde a un grupo de credo parecido instalado en la isla Roode Eiland y con otros pequeños grupos de asentadores diseminados alrededor de la bahía se formó la Rhode Island a la que Carlos II concedió en 1663 su Carta-privilegio.
Williams comprendió que era lógicamente imposible aunar la pretensión protestante sobre el derecho de libre disposición religiosa con una religión estatal impuesta.
Como rebautizante que era se aferraba a la idea de que no existía ante Dios religiosidad de valía, sin haber vivido la religión de manera personal y consciente y conocido experimentalmente la gracia divina y que como lógica consecuencia debía desecharse también el que se verificara el bautizo en edad inconsciente; lo que le obligaba a insistir en que la elección religiosa tenía que tener el libre juego propugnado, sin coacción estatal alguna. Con ello se formulaba ya implícitamente la petición de separación de la Iglesia y el Estado que preveía conveniente para su Colonia. Ahora bien, no es fácil comprender cómo podía acoplarse esta idea con el sentir evolucionista y liberal que Williams propugnaba, hasta esos momentos, como más propicio. No se trataba de una separación por indiferencia hacia la religión, sino que, por el contrario, por el más intensamente positivo sentimiento cristiano. Aunque estaba permitida la práctica de varias confesiones no debían éstas apartarse demasiado de la predominante y desde luego para el catolicismo no quedaba lugar.
Motivos de carácter económico y religioso fueron causa de que por el año 1635 se iniciaran asentamientos en el valle del Connecticut. Pero estos grupos que creyeron instalarse en comarcas muy adentradas en el Nuevo Mundo, se encontraron ya con unos puestos avanzados holandeses instalados en lo que es hoy Hartford.
Los holandeses habían desembarcado en 1612 en la desembocadura del río al que dieron el nombre de Hudson por ser éste el del capitán inglés que al servicio de Holanda lo había descubierto y remontado. Allí se fundó, en primer lugar, en la isla de Manhattan, la factoría Nueva Amsterdam (1626) y más tarde al margen del río y en el lugar que ocupa hoy Albany se instaló el Fuerte Orange. El conjunto del territorio se llamó Nueva Holanda; sus fronteras eran indeterminadas y se extendían sólo hasta donde se tomaba posesión de tacto. Se pensaba menos en los asentamientos que en el comercio entre el que se destacó el de las pieles. No obstante, el país fue repartido a unos cuantos patronos adinerados que al estilo de los señores feudales debían proceder a la instalación de asentados. En el valle Connecticut tropezaron con los colonizadores de Nueva Inglaterra y en el sur, en el bajo Delaware, con los inmigrantes de Lord Baltimore. Desde Massachusetts llegaron a Connecticut parroquias enteras con sus pastores, en parte penitentes como las que fundaron Hartford, Wetherfield y Windsor, que adoptaron por primera vez, el nombre de Connecticut como denominación de su comunidad conjunta (1637). El país tuvo que ser arrebatado en sangrientas luchas a los indios Pequots, contándose para ello con la preciosa colaboración de los indios de las tribus Narragansets con los cuales se entendía admirablemente Williams.Los supervivientes de los Pequots fueron empujados al otro lado del río Hudson, hacia los territorios ocupados por los Mohawks.
En 1639 se adoptó por parte de las comunidades y para su gobierno una Constitución escrita, la llamada Fundamental orders. Preveía unas asambleas de "ciudadanos con plenos derechos" las cuales debían elegir los funcionarios administrativos y los representantes del pueblo en número de cuatro por cada parroquia o comunidad. Se les confiaba además la administración y la futura promulgación dé las leyes -No se exigía, teóricamente, pertenecer a la Iglesia puritana, pero se conservó su práctica como se venía haciendo en Massachusetts. Rápidamente fueron naciendo comunidades y a los quince años ya existían doce.
A aqellas se unió también, en 1661, New Haven, que se había fundado en 1638 en Long-Island-Sund como "asentamiento" independiente, a semejanza de Rhode-Island, esto es, sin Carta-privilegio, pero de común acuerdo con los indios.
Se quería instituir una teocracia en la que la Biblia y expresamente también el Antiguo Testamento, debía ser el Código único para la Iglesia y el Estado. En el transcurso de veintitrés años se les unieron aun seis parroquias más instaladas a lo largo de la costa y en Long Island, quedando con ello alcanzada la máxima extensión de Connecticut, aunque el trazado definitivo de sus fronteras se hiciera más adelante.
Del otro lado del Merrimac, por el norte de Massachusetts, se efectuaron asentamientos procedentes de emigraciones de este mismo Estado y sin pretenderlo se encontraron New Hamphire y Maine, mediado el siglo, bajo el mandato de la colonia madre. En su origen había sido todo el territorio una concesión cedida en propiedad a dos "señores", Mason y Gorges. El nombre Maine Land es debido seguramente a haber pretendido distinguirlo de las numerosas islas que existen en aquella costa. Mason dio a su participación el nombre de Nueva Hampshire (1627) y el conjunto territorial de Gorges conservó el nombre de Maine.
Así, pues, antes de Maryland existían ya, aunque sin resultados positivos, colonias de propiedad privada. Frente a las demás empresas colonizadoras se presentan éstas como un nuevo tipo de esta clase de explotaciones. Eran empresa de un solo hombre, corrientemente de la nobleza, a quien la Corona cedía en propiedad, bajo determinadas condiciones, una cierta extensión territorial. George Galvert, primer Lord Baltimore, que como Secretario de Estado era uno de los primeros propulsores de la colonización americana, consiguió que Carlos I le regalara una extensión de terreno al norte de Virginia que por aquel entonces era ya colonia real, encargándole además de su desarrollo. (1632) A su muerte recayó este derecho de propiedad a su hijo Cecil que se apresuró a tomar posesión del mismo, convirtiéndose pronto en un verdadero señor feudal del territorio cuya plenitud de poderes sólo quedaba restringida por las determinaciones de la cédula real. Esta preveía una cesión nominal al Rey, aunque sólo fuera para simbolizar su dependencia feudal; además disponía que la quinta parte de los metales preciosos que se encontrasen debían pasar a la Corona e imponía la obligación de dejar colaborar a los colonizadores en la promulgación de las leyes y no introducir ninguna que contradijese a las de la Metrópoli. En honor a la reina Enriqueta María dio Lord Baltimore a sus tierras el nombre de Maryland, y el primer núcleo urbano de la colonia se llamó St. Mary. Notoriamente vibraba en esta denominación un significado religioso, pues hay que tener en cuenta que Lord Baltimore era católico y la colonia estaba además destinada a proporcionar a sus hermanos en la fe un lugar donde pudieran practicar libremente su religión. Dadas las circunstancias político-religiosas imperantes no podía ni-pensarse en una ocupación exclusiva de católicos y en su consecuencia se hizo pública la tolerancia de todas las confesiones cristianas. Mas esta tolerancia tenía que traducirse pronto en perjuicio de los católicos, a pesar de estarles reservados los puestos de mayor influencia y las mayores concesiones territoriales. Esto obligaba a tratar la cuestión religiosa con gran inteligencia y fino tacto y de ambas cosas estaba bien dotado Lord Cecil. Los jesuitas eran en esta cuestión, sus mejores consejeros.
El cambio que experimentó Inglaterra pasando de un reino absolutista a una república dirigida por el puritano Cromwell (1649-1660) se dejó sentir en aquellos territorios de colonización de una manera especial. La mayoría protestante, compuesta por el estado llano, se hallaba al lado del Parlamento, mientras la minoría, formada casi exclusivamente por la nobleza, estaba al lado del Rey. Como en la Madre Patria este estado de cosas produjo, también en las concesiones, luchas partidistas que originaron la guerra civil. Baltimore se vio obligado a "protestantizar" la administración, aunque previo acuerdo condicional de que no podían ser molestados los católicos (Ley de Tolerancia 1649). No obstante, en el Parlamento procedía como si desde un principio considerase la partida como perdida en cuanto al sostenimiento de su propiedad. Hasta los puritanos que, fueron acogidos en su colonia cuando su expulsión de Virginia, intrigaban en el Parlamento contra él. A fin de hacer abortar esta maniobra, Baltimore se apresuró a reconocer al Lord Protector Cromwell, el cual, en recompensa, le confirmó la propiedad de sus territorios que, en realidad, se habían convertido ya en su dominio. Pero, al fin y al cabo, la República inglesa de Cromwell no fue más que un episodio que tuvo su rápido fin en 1660.
Con la Restauración se produjeron nuevamente variaciones en las viejas colonias y se crearon otras nuevas con un sistema que bajo el punto de vista jurídico estatal respondía de la manera más adecuada al régimen de las colonias de directa dependencia real. Pero, por otra parte, se mantuvo sin variación la política mercantil colonial que había implantado la República. Esta política mercantil representaba los intereses de la clase comercial, cuya influencia en la dirección política, a pesar de las luchas constitucionales que se habían producido desde 1630, se fue incrementando hasta llegar a su plena soberanía con la victoria del parlamentarismo alrededor del año 1689. Los años 1649 y 1689 son por lo tanto también fechas importantes en la historia colonial. Más adelante volveremos a tratar de ello en conexión con otros acontecimientos.
En el año 1663 hizo Carlos II donación de una extensión territorial de importancia, al sur de Virginia, a un grupo de nobles a los que debía, en gran parte, la recuperación de la Corona. Entre ellos y como personajes de mayor relieve estaban Lord Clavendon, Primer Ministro, el General Monk, que había aportado su ejército al Rey, recibiendo, en recompensa, el título de Duque de Albemarle, y Lord Ashley Cooper, que fue nombrado Conde de Shaftesbury. Las tierras recibidas como regalo y que debían llamarse, en atención al Rey, terra Carolana o Carolina, se extendían entre los 36 y 31 grados latitud, o sea, entre Virginia y la Florida española, y desde el Atlántico al Pacífico, lo que en aquel entonces era aún un algo sin importancia. Su concesión determinaba las mismas prerrogativas e idénticas restricciones que las que habían sido estipuladas a Lord Baltimore para Maryland. La única diferencia estribaba en que Carolina tenía varios propietarios, aunque desde ellos se separaran pronto del grupo inicial. La constitución (fundamental constitution) fue proyectada por el filósofo John Locke según principios fundamentales feudales. Era evidentemente una construcción en el vacío sin tener en consideración las necesidades del verdadero asentado y en su consecuencia totalmente inservible; a pesar de todo se intentó imponerla durante veinte años. Estaba dirigida contra la preponderancia del pueblo, aunque no excluyera tácitamente su colaboración en el gobierno del país. La inmigración provino, en parte, de las islas de las Indias Occidentales, especialmente de los Barbados, lo que imprimió, sin duda alguna su influencia en la dirección económica de la colonia. El primer núcleo de asentados de alguna importancia fue Charleston que debe también su nombre al Rey. De 1670 a 1690 se avivó algo más la inmigración y además de ingleses disconformes con el régimen de Jacobo II, llegaron también franceses hugonotes.
Del territorio que en 1664 fue arrebatado a los holandeses se fueron formando, poco a poco, cuatro colonias. La inmigración de Nueva Holanda había sido escasa por haberse dedicado la Compañía de las Indias Occidentales y de los Países Bajos preferentemente al comercio. Así y todo tuvo siempre cierta aversión al asentamiento sueco en la desembocadura del Delaware, que había sido proyectado ya por Gustavo Adolfo y que fue realidad en 1638.
En el año 1655 se apoderaron de él para perderle nueve años más tarde, de manos de los ingleses para quienes, después del debilitamiento de España, era Holanda el mayor y más temido rival en la preponderancia marítima, en la importancia colonial y en el comercio. A Nueva Amsterdam se la llamó Nueva York y a Fuerte Orange se le denominó Albany, aludiendo respectivamente a los nombres del Duque de York y de Albany (Jacobo, hermano del Rey de Inglaterra). El conjunto del territorio fue cedido en propiedad al Duque de York, el cual donó a sus amigos Carteret y Berkeley la parte, delimitada por el Hudson y el Delaware.
Fue nombrado gobernador de Nueva York Richard Nicolls, funcionario de la Casa Real. Accidentalmente volvió Nueva York a manos de los holandeses para pasar en 1674, con su hinterland, definitivamente a poder de Inglaterra.
Cuando su propietario Jacobo (Duque de York) fue elevado al trono de Inglaterra recibió Nueva York rango y organización de colonia real. Los límites de la colonia por el norte y el oeste, donde dominaban poderosas tribus indias, eran en extremo confusos y sólo se conservó firme la frontera con Connecticut a veinte millas al oeste del Hudson, tal y como estaba acordado con los holandeses.
La Nueva Holanda del Sudoeste entre la desembocadura del Hudson y el Delaware obtuvo de sus nuevos propietarios el nombre de Nueva Jersey, en recuerdo de la isla jersey de donde fue gobernador Carteret. La parte que se extendía por el lado opuesto del Delaware a través del Susquehanna hasta las fronteras de Maryland fue considerada por los ingleses como propiedad anexa a la conquista de Nueva York y entregada a William Penn, hijo del Almirante Penn, que había anticipado importantes sumas y prestado además excelentes servicios al Rey (1681). Por deseo expreso del monarca se le dio a este territorio el nombre de Pennsylvania. Penn tenía la intención de ofrecer un lugar de libre expansión a sus correligionarios en creencia, la "Asociación de Amigos", llamados también "cuáqueros". Como salida al mar, que tenía interceptada por Maryland, obtuvo además, del Duque de York, la antigua colonia sueca Delaware que había sido anexionada por los holandeses. Aunque fue separada más adelante como provincia independiente, los herederos de Penn conservaron el derecho de propiedad sobre ella hasta la Guerra de la Independencia.
Ya en 1682 llegó Penn a su colonia con un tropel de inmigrantes reclutados por toda la Europa central. Los principios de amor a la paz, humanidad y tolerancia religiosa por los que propugnaba con el mayor ahínco como cuáquero que era y que tenían como obligada consecuencia la promesa de proteger y propulsar la colonia en su calidad de terrateniente, atrajeron a todos aquellos núcleos (Dissenters, Nonconformists), que perseguidos con tal motivo y huyendo de la Iglesia estatal inglesa se habían refugiado en otros países. La ciudad que fundó cerca de la desembocadura del Delaware obtuvo, como símbolo de sus principios fundamentales, el nombre de Philadelphia, o sea la "Ciudad del amor fraternal". Tanto la ciudad como la colonia lograron por esta causa un desarrollo mucho mayor que las otras. Pero lo que constituyó un mayor acicate aún, fue la manera liberal con que se dio participación al pueblo en el gobierno de la colonia. Por añadidura se podía vivir en ella, incluso en el interior, con toda seguridad por haberse puesto Penn de acuerdo con los indios, a los que se trataba con toda justicia y equidad. A la provincia de Penn llegó también el primer grupo importante de emigrantes alemanes (mennonitas bajo la dirección de Pastorius) que fundaron cerca de Philadelphia un núcleo de asentados que llamaron Germantown (ciudad alemana).
En ochenta años se habían fundado, en rápida sucesión, once colonias inglesas entre el Océano Atlántico y la cordillera de los Alleghani entre los 45 y 32 grados de latitud, que con la división de la Carolina (1732) y la creación de una nueva colonia, aumentaron su número a trece, el cual se mantuvo basta la conquista de la independencia y de su fusión en "Estados Unidos". La fundación de la décimotercera colonia, llamada Georgia (1732) en honor del rey Jorge II, que había otorgado la Carta-privilegio correspondiente, extendió la esfera de-acción colonial inglesa hasta más allá del 31 grado de latitud donde se le unían directamente las posesiones españolas. La extensión geográfica de esta "Nueva Inglaterra" correspondía, en comparación con Europa, a los países mediterráneos enmarcados por una línea imaginaria que desde Burdeos pasando por Bolonia y Bucarest terminara en el mar Negro y por el sur por una recta que separando la región costera del África del Norte se extendiera, aproximadamente, desde Agadir, en Marruecos, a Port-Said, en Egipto. Por el norte y por el sur queda limitada la expansión, pues se tropezaba allí con Nueva Francia y Nueva España; en cambio por el este y el oeste queda la línea fronteriza -por la menos al principio- movible y supeditada a los progresos de los asentados, hasta alcanzar los montes Alleghani.
Tienes que leer todo, tiene la fehca de fundacion de cada una de las colonias asi como parte de su historia. Espero que te sirva, suerte y saludos.
Atte: Daimonion